Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga, en colaboración con la Universita di Modena e Reggio Emilia de Italia, ha demostrado en sus estudios en ratones que la acción de una hormona de la familia de la insulina impide la aparición de los síntomas de la enfermedad de Parkinson por sus efectos antioxidantes y neuroprotectores sobre las células, evitando la muerte celular en áreas cerebrales específicas.


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