Estudio de campo sobre la relación entre los travertinos y los modos de vida en poblaciones serranas
El Vicerrectorado de Smart-Campus organizó el sábado una jornada de sensibilización en la reserva de la biosfera de la Sierra de las Nieves
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El proceso de declaración como parque nacional del ámbito Sierra de las Nieves es una oportunidad de conocer mediante trabajo de campo dos tipos de relaciones: una de orden hidrogeológico, a través de la generación de travertinos, y otra de orden antrópico que hace de ese tipo de roca la base de la organización del poblamiento. Finalmente se abre la posibilidad de buscar las conexiones entre ambos órdenes; entre la complejidad litológica de estas sierras y los usos agrarios que se han desarrollado a lo largo de los siglos, un claro ejemplo de las íntimas relaciones que existen entre el medio natural y el modelo de sociedad que lo habita y utiliza.
La actividad desarrollada el sábado 18 de marzo, organizada por el Vicerrectorado de Smart-Campus, a través de la Comisión de Actividades Ambientales, tenía como finalidad dar a conocer de forma interrelacionada estos dos factores, contando con la guía de Jesús Vías, profesor titular de Geografía Física del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, cuyas investigaciones se centran en la vulnerabilidad de los acuíferos, y de Esteban López García que realiza su tesis doctoral sobre los usos del agua en los siglos XV, XVI y XVII en los travertinos de Casarabonela. También participó Mª Luisa Gómez Moreno, presidenta de la Junta Rectora del parque natural Sª de las Nieves y responsable de una línea de trabajo dedicada al desarrollo sostenible en áreas de montaña mediterránea. Finalmente, se incorporó Francisco Gómez Armada, natural de Casarabonela, licenciado en Historia por la UMA y gran conocedor del patrimonio histórico de su localidad.
El travertino es un tipo de roca sedimentaria, muy relacionada con el ciclo del agua en zonas calizas. Es muy abundante en distintas sierras de la provincia y especialmente en la Sierra de las Nieves, hasta el punto de que es uno de los elementos han llevado a su nominación como Reserva de la Biosfera. El dioxido de carbono (CO2) es, por un lado, uno de los gases responsables del calentamiento global, y, por otro lado, es coparticipe con el agua en la disolución de las rocas carbonáticas y la generación de los medios kársticos. La combinación del agua con el CO2 genera un ácido débil, denominado ácido carbónico, que disuelve los materiales carbonáticos (calizas, dolomías, mármoles). Este tipo de meteorización química es la responsable de la karstificación de las sierras carbonáticas y, a su vez, de la elevada permeabilidad de las mismas, como es el caso de Sierra Prieta en el término municipal de Casarabonela. El contacto de materiales permeables con impermeables, como se puede observar en la localidad de Casarabonela, conlleva la existencia de manantiales en los que se descargan al exterior las aguas subterráneas que circulan por los medios kársticos.
Justo en ese contacto, y a consecuencia de los cambios medioambientales que se producen por la generación de turbulencias al salir el agua a superficie y la desgasificación de la misma, tiene lugar otro proceso químico que provoca la precipitación del carbonato y la generación de un tipo de formación geológica denominada toba o travertino (en el caso de Casarabonela sería más apropiado el término Toba debido a su proceso genético). El morfotipo de formación tobácea generado en Casarabonela supone, por otra parte, la modificación natural del relieve de Sierra Prieta, caracterizado por fuertes pendientes, de manera que se han generado pequeñas plataformas tabulares propicias para la puesta en cultivo de la tierra, puesto que se reduce la escorrentía y con ello la erosión (hecho característico del mundo mediterráneo), a la vez que hay una importante presencia de agua debido a la cercanía de manantiales.
Dado que la presencia de CO2 edáfico/atmosférico es esencial en la karstificación de los medios kársticos, estudios realizados recientemente en el marco de varios programas de investigación de la UNESCO (IGCP 299, IGCP 379 y IGCP 448) ponen de manifiesto la importancia que tienen estos medios en la disminución de la concentración del CO2 atmosférico y en el hecho de que se perciban como sumideros de CO2 en los actuales modelos de ciclo del carbono. Este proceso se repite jalonando la vertiente oriental de las estribaciones de la Sierra de las Nieves y de otras aledañas como la Sª Blanca de Marbella.
A través del recorrido por la población de Casarabonela, los participantes en la actividad fueron conociendo como la disponibilidad de agua y la disposición en terrazas ligadas a esta formación condicionaron la organización del uso del suelo y de la fuerza hidráulica: terrazas, molinos, acequias combinados con la expansión del núcleo en diferentes etapas son la clave de la funcionalidad agrícola de la población. La riqueza de especies agrícolas importadas desde Medio y Extremo Oriente por la población musulmana y su combinación con los cultivos de subsistencia ligado al mínimo tamaño de parcela tiene como consecuencia un paisaje puntillista que los participantes en la visita pudieron disfrutar ayudados por una meteorología perfecta: frutales en flor , hortalizas, el sonido del agua por las acequias permitieron recomponer ese huerto-jardín que ligamos con la presencia islámica y que tiene en la disponibilidad de agua su base. La segunda etapa, más breve, llevó a la excursión hasta la Cueva de las Vacas, en Yunquera, donde se pudieron comprobar de nuevo las características de la formación travertínica.
Pero esta integración armoniosa hombre-medio que permite la conectividad real entre las distintas teselas del complejo sistema de ocupación de la montaña mediterránea se enfrenta, hoy en día, a muchas amenazas que pueden poner en peligro su subsistencia: la pérdida de funcionalidad económica del microfundio y un tratamiento no integrado de las políticas agrícolas (intensivista en el uso del agua) junto a una dejadez patrimonial y ambiental, que no considera los sistemas de regadío como un valor a conservar, suponen un riesgo claro para la sostenibilidad ambiental y social, porque uno de los aspectos que quedó claro a los participantes en la visita es que no hay sostenibilidad ambiental sin sostenibilidad social.